Videos de laboratorio de pruebas

Todo el calzado de seguridad debe soportar una fuerza de impacto de 200 julios mientras mantiene suficiente espacio para proteger los dedos de los pies. Esto se prueba dejando caer un peso estandarizado de 20 kg sobre un zapato terminado, desde una altura de 1 metro.

Esta prueba determina la resistencia a la penetración de las suelas, con el fin de evitar que clavos u otros objetos puntiagudos puedan entrar en el calzado al pisarlo.

Esta es una prueba a nivel de componente para verificar si las punteras pueden soportar una fuerza de impacto de 200 julios mientras mantienen suficiente espacio para proteger los dedos de los pies. Esto se prueba dejando caer un peso estandarizado de 20 kg sobre la propia puntera, desde una altura de 1 metro.

Comprobamos si los zapatos son eléctricamente aislantes, con el fin de proteger al usuario cuando se somete a una tensión de 18kV.

Esta prueba mide la fuerza necesaria para quitar la suela de los zapatos, para asegurarse de que los zapatos cumplen tanto con los estándares oficiales como con nuestros requisitos internos de calidad.

Todo calzado de seguridad debe proteger los dedos de los pies cuando se somete a una fuerza de compresión de 15 kN (= ¡¡más de 1500 kg !!). Usamos una placa de compresión para aplicar 15 kN en la zona de la puntera y verificar si queda suficiente espacio para proteger los dedos de los pies.

Esta prueba determina la fuerza necesaria para separar la suela de la entresuela, con el fin de asegurarse de que los zapatos cumplen tanto con los estándares oficiales como con nuestros requisitos internos de calidad.

Esta es una prueba a nivel de componente para verificar si las punteras pueden soportar una fuerza de compresión de 15 kN (= ¡¡más de 1500 kg !!). Utilizamos una placa de compresión para aplicar 15 kN en la propia puntera y verificar si queda suficiente espacio para proteger los dedos de los pies.

Determinamos la conductividad eléctrica de nuestros zapatos para evitar la acumulación de energía electrostática. Esto es necesario para eliminar el riesgo de descargas eléctricas de equipos eléctricos y para evitar chispas que podrían provocar un incendio y una explosión.

Verificamos en qué grado el material de la suela se desgasta cuando se usa en superficies rugosas y resistentes, para asegurarnos de que los zapatos cumplen tanto con los estándares oficiales como con nuestros requisitos internos de calidad.

Para garantizar el máximo agarre y evitar accidentes por resbalones, probamos la fricción de nuestras suelas en diferentes superficies. La resistencia al deslizamiento SRA se prueba en una loseta de cerámica cubierta con agua y jabón. La resistencia al deslizamiento SRB se prueba en acero liso cubierto con glicerol. Si la suela pasa ambas pruebas, obtiene la calificación SRC.

Esta prueba determina si nuestro calzado cumple con los estándares de descarga electrostática (ESD). El calzado ESD protege los equipos eléctricos mediante la creación de una descarga muy controlada de energía electrostática y evita las chispas que podrían provocar un incendio o una explosión.

Para asegurarnos de que los materiales utilizados en nuestros zapatos cumplen con nuestros estándares de calidad, probamos su resistencia a la abrasión. Sometemos los materiales a fricciones repetidas y comprobamos la durabilidad del material.

Esta prueba evalúa el grado de resistencia al agua de nuestros zapatos y botas de seguridad. Flexionamos el calzado en un baño de agua a un ritmo constante e inspeccionamos si hay penetración de agua.

Esta prueba mide la resistencia a la flexión de la suela al flexionar la suela a una cierta velocidad y ángulo. De esa manera, podemos garantizar una alta calidad y durabilidad de nuestro calzado.